Voy a contarles de un lugar
mágico, que se encuentra en los debates de lo rural y lo urbano, ya lleva muchos años
en lo mismo. Le construyen casa en cuanto espacio encuentran, hasta que un día hablaron
los ancestros, apareciendo bajo la tierra y oponiéndose a la excavadora.
Pero bueno, mejor vamos subiendo, aquí ya hay carreteras. Aunque dirán ustedes que vienen de ver carreteras y a seguir viendo más, ni gracia tiene. Entonces mejor subamos por la montaña, hoy llena de pastizal para el ganado, luego bajemos por la quebrada y veamos el futuro-pasado que nos espera.
Cierren los ojos si es necesario,
sientan el sonido del agua chocando con las rocas, esas llenas de dibujos,
huecos y formas humanizadas, vean la vegetación, ahí está el hayuelo, el arboloco, el mortiño, el chusque,
el arrayán. Huélanlos, pero tengan cuidado con las espinas que los protegen. Ya
sentimos el cansancio, pero sigamos subiendo, en lo natural tenemos la
oportunidad de ser, lo que en la ciudad nos es negado por el cemento excesivo.
Subimos montaña y bajamos montaña
y de nuevo la subimos con la tranquilidad y entrenamiento de deportistas, sin
coger el mismo camino, “no salimos por donde entramos” como buenos campesinos,
vamos avizorando la vida.
-don José, doña Martha, buenas
tardes
-buenas tardes joven ¿ya se va a trabajar?
–si doña Martha y traigo a estas
personas de la ciudad que quieren vivir algo del campo.
Bienvenidos a esta, su montaña,
es la vereda del Uval, en la localidad
de Usme ciudad de Bogotá D.C. Siéntanse en su casa, tomen esta bebida caliente,
tinto por supuesto, endulzado con panela. Les cuento que aquí estamos
momentáneamente, venimos de vez en vez, en aquella casa guardamos nuestra
herramienta. Aquí sembramos muchas cosas, quinua, maíz, papa, yacón, zanahoria,
alverjas, frijol, cubios, chuguas, caléndula y otras que no recuerdo. Empezamos a reforestar, conseguimos árboles nativos para detener la
erosión del suelo hacia la quebrada Fucha, básicamente hacemos eso.
-Bueno, que interesante que
trabajen la tierra de esa forma tan dedicada
-No crea, no somos tan dedicados
esto no nos da dinero, entonces vivimos en la ciudad para conseguirnos para
vivir, pagar servicios, los hijos, el alimento, bueno todo eso.
-Ah que mal, esto es de tiempo
completo, quiero decir regar la tierra, sembrar, desyerbar, fumigar…
-Si claro, pero no nos confunda,
no fumigamos con agroquímicos, eso daña la tierra, mire, en 4 años tendríamos
buenas producciones, pero finalizado ese tiempo la tierra tiene que descansar
por lo menos unos diez años, para restablecer nutrientes, bueno restablecer la
vida en el suelo, asesinada por el químico. Finalmente nosotros llegamos a este
lugar no para sembrar de por sí, sin ningún sentido, venimos a sembrar más que
comida, vida, esperanza, imaginación en la gente.
Aunque la verdad muchos se burlan
por la forma en que lo hacemos, espirales, diversificado, con azadón, nos
preguntan que si quieren nos tractoran y fumigan el terreno y así.
-Pero así es más rentable,
deberían pensarlo, sáquenle dinero a esta tierra que por suerte tienen aquí.
-No, no, no nos importan las
burlas o el desconocimiento, nosotros venimos a hacer, a construir en la
práctica nuestro discurso de vida, además nosotros sembrando en la ciudad
aprendimos que sembrar no es fácil, tiene mil obstáculos y mil opositores, que
por la norma, que por lo estético y los mil peros, pero nosotros dejamos la
semilla en la tierra y dejamos la semilla de la inquietud en los humanos.
Pero sé a qué quiere llegar,
frente al tema económico y no se equivoca, hemos realizado unos cálculos a
“vuelo de pájaro” y evidentemente sale más económico sembrar de manera limpia
que con los agroquímicos involucrados en el sistema agrícola tradicional. Es
decir si los campesinos diversificaran su cultivo, disminuirían las mal
llamadas “plagas” pues tendrían un control biológico natural (claro teniendo un
manejo adecuado de las especies sembradas), tendrían mayor diversidad, mayor oferta
y podríamos solucionar necesidades básicas propias, como el alimento y la
medicina.
Pero para eso necesitaríamos un
mercado, el más cercano es Bogotá, de tal forma que Usme y en general su zona
rural podría abastecer de alimento a la ciudad, o de gran parte de alimento
cultivable aquí, abaratando costos por producción y transporte, sin tantos
terceros, teniendo una relación directa entre las renovadas y vitales plazas de
mercado y el campo.
-Ahhh pero eso suena de
maravilla, me pregunto por qué no ha sido así, por qué no se ve el Tunjuelo
para la oferta agrícola.

-Bueno entiendo su preocupación,
pero la vivienda es un derecho fundamental y el Estado está en la obligación de
garantizarlo, tendríamos entonces un choque de intereses ¿no crees?
-Por supuesto, pero si analizamos
los derechos más a profundidad vemos que no solo basta con normativizarlos,
hace falta darlos con calidad no solo con cobertura, pues sí no es con calidad
se infringiría el derecho a la dignidad. Es decir en Colombia hay salud pero la
gente se muere en los hospitales, pues prevalece el dinero a la garantía del
derecho por parte de los operadores privados, también hay educación pero en
pésimas condiciones, las universidades públicas se caen a pedacitos, lo mismo
pasa con la vivienda, viviendas diminutas para familias enteras en hacinamiento
y pésimas condiciones, a la vez que construir casas con estos materiales, eso atenta contra el mismo ambiente, lo vemos en
el Tunjuelo su historia es la de minería de gravillas, arcillas y arenas.
Por tanto, la vivienda sí que es un derecho fundamental,
pero el Estado debe garantizarlo en lugares donde no destruya la vida rural, ni
nuestras fuentes hídricas, ni tampoco nuestra vida cultural tal como pretenden
aquí en Usme.
-es cierto, pero finalmente el
Estado es el Estado y con este gobierno peor, creo que lo que proponen es una
Utopía, un irrealizable y un sueño de ustedes pocos, que vienen aquí cada 8 o
15 días a mover la tierra.
-Tiene Razón, movemos la tierra, pero al mover la tierra
movemos las fibras profundas del territorio, si movemos el territorio movemos
la cultura y por ende movemos a la gente, sigue siendo una utopía pero
realizable en su sentido verdadero, pues soñar y arriesgarnos es un derecho que
no nos garantizan pero que tampoco nos pueden arrebatar tan fácil.

-Me llama la atención lo
ancestral podrían hacer turismo donde se encuentra el hallazgo Muisca,
llegarían turistas, la gente se interesaría por lo nuestro
-Si es cierto y generaría empleo,
pero más allá de eso, recuperar lo ancestral es algo que le corresponde a cada
habitante de estas tierras pues es un conocimiento, que nos dirá qué somos y
qué cultura valiosa descansa en nuestros genes, es conocimiento y un pueblo con
conocimiento, que recuerda y defiende su pasado no comete los mismos errores, y
puede auto determinarse como pueblo.
-Bueno, entiendo y estoy
dispuesto a brindar un granito de arena, no sé cómo, pero lo intentaremos.
-Bueno no tenemos la fórmula para
resolver esta situación tan compleja, pero de seguro que más cabezas piensan mejor,
entre más gente se sume por lo menos
mirar al sur, otro puede ser nuestro futuro, entenderíamos entonces que una
norma dada por un gobierno ilegitimo y mafioso no tiene la misma relevancia y
legitimidad que tiene ser nuestro propio gobierno y determinar nuestro propio
rumbo, sabiendo que comemos, cuidando nuestras aguas y nuestros bosques,
haciendo nuestras propias viviendas sin pelar la montaña, así podemos hacerlo
sin tanto pensarlo, pero si mucho haciendo.