Por: Manuel Pontón
La Revolución verde está basada en
perspectivas para el aumento de la productividad en aras de la agroindustria,
bajo el paradigma de la acumulación individual de riquezas como resultado del crecimiento de la producción y no del
sostenimiento ambiental.
La producción se concentra en la
siembra de una sola variedad de
planta, que en algunos casos ha sido
modificada buscando que su reproducción sea óptima, sin tener en cuenta las
consecuencias que esto pueda traer a las plantas y a los mismos consumidores.
Entonces se cultivan grandes extensiones, reduciendo el espacio para la producción del
pan coger para el campesino común, quedando atados a la dependencia del mercado
de la planta escogida para sembrar. El monocultivo trae
consigo plagas que se extienden de una manera desaforada y se constituye en el hogar perfecto para la multiplicación de los
factores que afectan las plantaciones.
Como respuesta a esto nos proponen
la compra y utilización de “pesticidas” o “biocidas” que son sustancias
químicas sintéticas o de origen natural que están destinados a destruir,
neutralizar o ejercer un control sobre organismos vivos considerados como
nocivos para el hombre. La palabra Pesticida es derivada del latín “Pestis” que
quiere decir epidemia, pandemia o contagio infeccioso incontrolable y del latín
“Cida” o que mata.
A esto le debemos sumar que al
sembrar de forma extensiva y en monocultivo los suelos se van desgastando de
una forma que en la agricultura campesina tradicional no se vivencia, dado que el policultivo, gracias a su
diversidad de especies mantiene mejor y alimenta de forma más eficiente la
riqueza de los suelos preservándolos, la revolución verde por su parte hace que
debamos adquirir otro producto para recuperar los suelos de la presión de
sembrar una sola cosa, se les denomina “fertilizantes”, en este punto debemos
recordar que también existen elementos de la agricultura campesina con este objetivo
como el compostaje o el uso de la boñiga de los diversos animales de granja.
Los fertilizantes químicos se adquieren a las mismas empresas
que producen los pesticidas y las semillas mejoradas para la siembra extensiva
y quienes promocionaron en primera medida la revolución verde. Los
fertilizantes son nutrientes de origen mineral y/o creados por la mano del
hombre y contienen mayoritariamente tres elementos básicos: Nitrógeno, Fósforo
y Potasio. Debemos decir a su vez que consideramos evidentes los daños
ambientales en las aguas y suelos, por lo que no ahondaremos en este aspecto.
Además en la revolución verde se
continúan con viejas problemáticas en el agro, como los limitantes en el acceso
a las tierras, la dependencia tecnológica (de dónde vienen las semillas, los
fertilizantes, los pesticidas y cómo los pagamos) y un escaso acceso a las
tecnologías mecanizadas como los tractores. No podemos olvidar que los
precursores de esta tecnología basada en el petróleo y la industria
petroquímica son los propietarios de monopolios internacionales del petróleo y
son quienes fabrican los pesticidas y fertilizantes, ocasionando que el
campesino de economía familiar entre en un circulo económico en el que tendrá
que depender de estas empresas y tendrá que competir con aquellos productores que
entran en el campo como industriales con altos capitales de inversión y una
competitividad que abruma a los campesinos de producción familiar.
Por ello la revolución verde tiene
problemas tan graves como la mono producción, la dependencia tecnológica, la
explotación excesiva de los recursos y el objetivo de producción a gran escala
para la acumulación de riquezas.
Por ello podemos afirmar que su
característica en el plano de lo cultural se tiene que ver con la selección de muy pocas variedades y especies
lo que ha conducido a una pobreza cultural y del conocimiento de la tradición
campesina y ancestral de las plantas, entendiéndose que entre una gran riqueza
de variedades y alimentos, solo son industrializables unos pocos y estos son
los únicos a los que la mayoría de la población está teniendo acceso, por
ejemplo producimos y consumimos dos o tres tipos de maíz de la inmensa diversidad de especies de maíz que
existen.